Joyero de Nácar del siglo XVIII

400,00 €

En la parte inferior de la concha de nácar, se encuentra un casquillo semiesférico decorado con estrellas en relieve, reforzando la riqueza ornamental del objeto. El vástago del joyero es hueco y está formado por dos motivos de flor de lis y dos tornapuntas, dispuestos de forma diametralmente opuesta. La base del joyero, al igual que la parte inferior, tiene un casquillo central semejante al anterior, del cual emergen tres conchas de nácar engastadas en cercos perlados. Entre las conchas, al aire, se encuentran cuatro motivos florales de cinco pétalos, con un botón central, completando un diseño armonioso y equilibrado.

Este joyero, con su estructura de metal dorado y cuerpo de nácar, no solo destaca por su belleza y minuciosa decoración, sino también por su historia y pertenencia. Fue un objeto de lujo que, en su tiempo, perteneció a Miguel Núñez de Prado, el último gobernador de Guinea durante la Restauración, nombrado en diciembre de 1926 por el Directorio civil de Primo de Rivera. Miguel Núñez de Prado provenía de una familia militar, siendo hijo de un general de Caballería, lo que reflejaba su estatus y la influencia de su linaje.

El joyero, con técnicas ornamentales como el troquelado, cincelado, soldado y engastado, y detalles como las grecas, las cuentas semiesféricas y las pinjantes, encarna una estética refinada propia de la época. En su diseño, resalta la delicadeza de la concha de nácar engastada en cerco, la base troncopiramidal y las molduras perladas, características propias de objetos que no solo se empleaban para guardar joyas, sino también como símbolos de estatus y distinción. Este tipo de joyero, que en su origen estuvo destinado principalmente al uso femenino, en este caso perteneció a un hombre de alto rango militar, lo que subraya la exclusividad de este objeto.

Durante el Romanticismo, en un contexto donde la mujer burguesa se preocupaba por su apariencia externa, estos joyeros eran considerados no solo elementos de utilidad, sino también de lujo.

Sin embargo, el hecho de que este joyero haya pertenecido a un gobernador militar como Miguel Núñez de Prado lo vincula a un círculo de poder y distinción, donde objetos como este reflejaban la sofisticación y el estatus de su propietario, más allá de la simple función de guardar joyas. Así, este joyero es un testimonio material de una época y de una figura histórica destacada, que une la belleza del diseño con la relevancia social y política de su dueño.

Este joyero es una pieza única, ya que solo existen dos ejemplares como este. El otro se encuentra en el Museo Nacional del Romanticismo, en Madrid, España.